Días y días en playas vírgenes, búngalos asentados en suaves olas acariciantes, palmeras… ¿que más te viene a la mente cuando piensas en Tahití, esa paradisiaca isla?
Bueno, si estás leyendo esto, entonces el noni debe ser lo primero que te viene a la mente, por supuesto. Sin embargo, en Tahití, hay mucho, mucho más de lo que acabamos de mencionar. Entonces, para todos ustedes que tanto se esfuerzan para asegurar su lugar en la Gran Escapada NewAge: Tahitian Dream este noviembre, nosotros nos aseguraremos de que estén listos para disfrutar plenamente del paraíso cuando vayan.
Pero primero, una breve lección de geografía.
En total, the overseas collectivity En total, la Polinesia Francesa, colectividad francesa de ultramar, comprende 118 islas y atolones (un total de 1359 millas cuadradas / 3521 kilómetros cuadrados) repartidos en aproximadamente 1.5 millones de millas cuadradas (4 millones de kilómetros cuadrados) del Océano Pacífico sur —más o menos la superficie de Europa occidental. Las islas se dividen, a su vez, en cinco grupos:
- Islas Australes
- Islas Gambier
- Islas Marquesas
- Islas Society
- Archipiélago Tuamotu
En las 75 islas habitadas hay aproximadamente 279,000 residentes, y Tahití —parte de las Islas Society— alberga a casi 70 % de la población de la nación.
¿Enterado? Llegó el momento realmente divertido.
1. El alfabeto tahitiano solo tiene 13 letras.
La lengua tahitiana incluye las vocales a, e, i, o y u, y las consonantes f, h, m, n, p, r, t y v. Aparte de la h, que se pronuncia ‘sh’ después de i u o, todas las letras se pronuncian igual que en inglés. Si bien la lengua oficial es el francés, y muchas personas hablan inglés (especialmente en zonas turísticas), en las islas todavía se habla tahitiano y otras lenguas locales.
¿Alguien ha hecho algo lindo por ti recientemente? Agradécele en tahitiano: Mauruuru!
2. El término ‘tatuaje’ se deriva de un término tahitiano.
¿Tienes tinta? Bueno, pues agradécele, en parte, a los pueblos de la Polinesia. Nuestro término proviene del de ellos, tatau, que significa ‘marcar’, aunque es el significado más básico. Al término se le atribuyen también muchos matices culturales.
La primera práctica conocida del tatuaje fue por el capitán James Cook, cuando vio el procedimiento en un viaje a las Islas Marquesas. En ese momento, la tradición ya se fortalecía, y sigue hasta la fecha.
3. El búngalo sobre el agua se inventó en Tahití.
¿Quieres abrir la puerta y darte un chapuzón en un océano virgen? Tahití es el lugar. No solamente hay muchos búngalos sobre el agua en las islas (y ahora en todo el mundo), sino que originalmente se construyeron en Raiatea, una de las islas de la Polinesia Francesa. Para no tener que lidiar con hospedarse en un hotel sin acceso a playa, tres expatriados estadounidenses de California —conocidos como los Bali Hai Boys— crearon el búngalo para que los huéspedes pudieran, literalmente, abrir la puerta y lanzarse directo al agua, a esnorquelear. Y si nos preguntas, no es una mala forma de pasar la mañana, la tarde o la noche
4. En la Polinesia Francesa no hay serpientes ni insectos venenosos.
Hate creepy crawlies and want to find a place where you don’t have to worry about them? Head to Tahiti! Thanks to its remote location in the South Pacific, there aren’t all that many types of animals that live on the islands, including those of the poisonous variety. The waters around the island teem with sea life, and there are wild horses on the
¿Odias los bichos rastreros y quieres encontrar un lugar en que no tengas que preocuparte por ellos? ¡Ve a Tahití! Gracias a su remota ubicación en el Pacífico sur, en las islas no viven tantos tipos de esos animales, incluidas las variedades venenosas. En las aguas que rodean las islas abunda la vida marina, y en las Islas Marquesas hay caballos salvajes, pero no tienes que preocuparte por que algo llegue arrastrándose hasta ti mientras disfrutas del sol y te diviertes.
5. En 1966, Marlon Brando compró una isla en la Polinesia Francesa
Marlon Brando, conocido por sus incontables papeles a lo largo de su prolongada carrera, incluidos el de Vito Corleone en El padrino y el de Stanley Kowalski en Un tren llamado deseo, utilizó su vasta riqueza acumulada como actor para adquirir en 1996 la isla de Teti’aroa por $270,000 ($2.36 millones en 2022). La isla consta de 12 isletas, y aún hoy es la sede de un centro vacacional ultraexclusivo y de bajo impacto —The Brando— que ha estado abierto desde 2014.